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Victor Arévalo Escobar dice:
9 Junio, 2016 a las 4:07 am
he cumplido un sueño acariciado desde hacia muchos años, no quería morir sin antes visitar el pueblo de Arévalo.-Llegué a la estación de trenes a eso de las 11 de la mañana y de inmediato llegó un mini bus que me llevó hasta uno de los lugares mas representativos del pueblo , el Castillo.-Me enteré de toda su historia, lo fotografié por todos sus lados, llovía ese día, seguramente me dije, será de alegría de verme llegar de tan lejanas tierras.-Luego por indicaciones del conductor del bus me fui a la Oficina de Turismo, donde después de presentarme y contarle la razón por la cual me encontraba de visita en ese lugar, me atendió muy solícitamente y me entregó catálogos del con la historia de esa maravilla enclavada en las cercanías de Ávila.-Compre todo lo que tuviera grabado el nombre de Arévalo.-
Recorrimos todas sus calles visitamos la iglesia de santa María, la Plaza del Arrabal y otros lugares de interés.-Pronto llegó la hora del almuerzo y nuestro instinto turístico nos llevó al Restaurante Siboney.-Aquí fue donde encontré un cariño tan espontaneo de su dueño y su personal, que me dejó comprometido por su amabilidad y deseo de atendernos en forma esmerada y personalizada.-Javier su dueño, nos sorprendió con algo que nunca me imaginé, cuando estábamos degustando el cochinillo asado, colocó el Himno Nacional de Chile, me emocioné y le agradecí ese detalle, me sentí en un lugar tan acogedor con el chef , su esposa y todo el personal, hablamos de lo humano y lo divino y luego nos acercamos a la parada del bus para dirigirnos a estación de Arévalo.-
Tomé el tren a Madrid con el corazón henchido de felicidad, y tal como dije antes de salir de Chile: CUMPLI EL SUEÑO DE SABER COMO ERA EL PUEBLO QUE DIO ORIGEN A MI APELLIDO QUE LLEVO TAN ORGULLOSAMENTE Y QUE LE HE INCULCADO A MIS HIJOS Y NIETOS.-
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