Tuvo este linaje su primitiva casa solar, de pariente mayor y gran autoridad, con una torre fuerte, en la parroquia de San Sebastián, de la villa de Azpeitia, y sus caballeros gozaron del privilegio de que los Monarcas les comunicaran el nacimiento o la muerte de todas las personas reales. Esta familia, aunque de noble origen, tuvo pocas rentas y perteneció al bando oñacino fue una de las veinticuatro que tenían voto en Cortes. Pedro Lezcano dice que el solar de Emparán incorporó a sí el de Murguía, y que reconoce por tronco a Martín López de Lezcano y Murúa. Lope García de Salazar, en sus ”Bienandanzas e Fortunas”, había ya recogido esa misma versión, manifestando que la casa de Emparán heredó el solar de Murguía, solar al cual, por la forma que lo dice, concede importancia el cronista, sin que hable de él en otro lugar, lo que hace sospechar si quiso referirse al de Murúa. Esto parece lo más probable, puesto que Pedro Lezcano, al reproducir las mismas noticias, consigna, como queda dicho, que los Emparán reconocieron por tronco a Martín López de Lezcano y Murúa. Derivadas de la casa de la villa de Azpeitia, hubo otras dos en la ciudad de Fuenterrabía y en Irún. Una línea, radicada en Azpeitia, se apellidó Martínez de Emparán. De la casa de Azpeitia fueron: Francisco de Emparán y Azcué, Teniente general y Caballero de Santiago, y su nieto Agustín Ignacio de Emparán, Caballero de Carlos III en 1791.
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