El origen de este ilustre apellido, por referencias de historiadores de la época, podríamos afirmar, pero no asegurar, que este escudo u otro muy similar a él, apareció inicialmente desde el siglo XI al XIV, particularmente en el reparto de tierras de Castelló de Xátiva (Villanueva de Castellón) y en las del Valle de Alfandech. Las referencias de esta familia parecen precisarse con más frecuencia desde el siglo XV al XIX en especial los hechos de Flandes, acompañando la comitiva de D. Luis de Requesens al tomar el mando de los Tercios de Flandes y la reordenación de los mismos. Todo ello parece coincidir con la memoria familiar de algunos de los miembros de la rama de la familia Doñaveitia. Son sus armas: Mantelado: primero y segundo, en azur, una flor de lis, de plata, y el mantel de plata, con un lobo andante, de sable. El estudio del escudo heráldico familiar nos "habla" de quienes formaron el origen de la familia D., pues esa era su función, la de manifestar a los demás sus elementos diferenciales, pues la inclusión del elemento flor de lis es la más noble de las flores utilizadas en la heráldica, es el triunfo del catolicismo sobre la herejía, los primeros en utilizar tal símbolo fueron los descendientes del Rey franco Clodoveo y así toda la nobleza de la "hija predilecta de la Iglesia", es decir, Francia, la inclusión de este símbolo indica una fuerte relación con la nobleza de Nápoles o Francia. Los esmaltes del arma de los D. pregonan los siguientes valores: el Azur corresponde al símbolo del agua, de la continuidad de la vida, es un color de nobleza, belleza, castidad y fidelidad, además otras virtudes caracterizaban a la familia, tales como la abundancia económica, la perseverancia, la suerte, la fama y el afán de victoria.
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